martes, 26 de enero de 2010

Transcender


Supongo que casi todas las personas queremos transcender. En la búsqueda del sentido de la vida y de la explicación de por qué somos y para qué existimos, surge esa necesidad de hacer algo grande, significativo, que permanezca en este mundo aunque nosotros ya no estemos. Cuando era joven soñaba con hacer cosas grandes en la vida, de entrega a los demás, de aportación singular al bien común. Viendo mi vida ahora, ese sueño, se quedó en el cajón de los recuerdos infantiles. Mi vida, vista desde el presente es normal, no tiene nada de especial, no me he dedicado a una gran y valerosa misión como proyectaba de niña y de joven. Quisiera cambiar esta realidad, pero no me salen las fuerzas, las ganas ni la voluntad. Es como estar en una encrucijada de caminos: un camino me enseña que es posible y otro, que ésto es así y que ese concepto elevado de mi persona es un sueño, no existe, no soy esa persona generosa y valerosa que se quiere comer el mundo. Y como con otras preguntas vitales, desconozco cúal es la elección correcta.