domingo, 3 de febrero de 2013

jueves, 24 de febrero de 2011

cómo pudo alguien


Libby Roderick dijo: “Cómo pudo alguien alguna vez decirte que eras menos que bello. Cómo pudo alguien alguna vez decirte que eras menos que perfecto. Cómo pudo alguien no darse cuenta de que tu amor es un milagro. Cuán profundamente conectado estás a mi alma” . Dudo de si alguien está profundamente conectado a mi alma. Todos los días me levanto y salgo al mundo a buscar amor, afecto y cariño. Intento dar eso que necesito.

Nuestros comportamientos a veces esconden nuestra grandeza interior y todo porque no nos atrevemos a mostrar nuestra luz: quiénes somos en nuestro corazón. Llevar la luz a nuestros comportamientos es honrar la belleza del universo, ser fieles a nuestra alma y ofrecerle al mundo la posibilidad de sanar a través de contribuir a que este planeta sea un lugar mejor, donde poder vivir en paz y en armonía.

Mostar nuestra luz hace que los demás vean más sombra de nosotros. No existe la sombra si no existe la luz. Cuanto más potente es la luz, más potente es la sombra.

Yo no puedo vivir en la oscuridad, necesito la luz.

Opciones: dejar de ser rescatadora, es decir, dejar de solucionar los problemas de los demás, dejar de “sacarles las castañas del fuego”. En su lugar, atreverme a que me quieran por mí misma y no por lo que haga por los demás. Dejar de hacer. Como dice Antonio Gala, dejaré de ser amante para ser amada.

Me comprometo a no traicionar mi luz.

lunes, 31 de enero de 2011

Por qué uno escribe


Supongo que cada uno escribe por una razón distinta. Me atrevería a decir que incluso uno escribe por muchas razones distintas. Llevo algunos meses sin hacerlo. Sin escribir. Llevo un año y medio sin pintar. Supongo que tengo mis razones. No estoy bien. Por eso quizá no puedo coger un pincel en condiciones y crear algo o expresar algo. Demasiadas cosas no resueltas. Simplemente escondidas. ¿Dónde?. No sé ni dónde las he escondido tan siquiera.

Necesitaba esconderlas para seguir dando pasos, el paso de levantarme cada mañana y volver a caminar, a continuar el camino. Ese camino en busca de propósito, en busca del sentido de mi existencia. Quizá algún día encuentre lo que busco: respuestas y verdades.

Vuelvo al inicio. ¿Por qué escribo?. Pienso que puede ser algo sencillo: la necesidad de que alguien lo lea. Si no fuera así, lo escribiría en un diario secreto y nadie nunca jamás lo vería. O lo escribiría en un papel y al terminar, con una cerilla, haría que se esfumara. Es una necesidad de "para otro". Para compartir, para sentirse entendida, para sentirse importante...

Hoy he estado pensando y mirando para atrás. He visto que he ido perdiendo esa buena costumbre de contar a alguien las cosas de otro nivel. Cuando era adolescente y joven lo hacía más a menudo. Contarle a alguien cómo estaba, cómo me sentía, qué anhelaba, qué me dolía, que me alegraba. Observo que cada vez lo hago menos. Cada vez cuento menos qué soy y cómo siento. Me descubro menos, escondo más mis luces y sombras, muestro menos mi luz.

Reinicio de nuevo esta actividad. Ahora la razón que me mueve es que necesito desahogo. Trato de deshacer ese nudo que tengo dentro, que llevo anudando desde hace muchos meses, quizá años. Ese nudo que cada vez me quita más el aire vital, que me deja sin ganas, sin fuerza, sin ánimo.

Retomo la escritura. Quizá necesite más tiempo para pintar. Empecé el lunes pasado, pero soy capaz de continuar.

domingo, 5 de septiembre de 2010

La crisis de los 40


Se habla mucho de la crisis de los 40. Mañana cumplo 42. No sé a qué se refieren con crisis de los 40. No me siento "en crisis". Pero sí es cierto que conforme pasan los años y vives la vida, la imagen que tienes de ti misma se va modelando. Modelando hacia una visión no sé si más real;quizá el término sea más cruda. No soy tan buena como pensaba, no soy tan capaz como pensaba, no soy tan inteligente como pensaba, no tengo tanta cultura como pensaba... En fin, podría poner no soy tan... tantos como quisiera. Ésto te lleva a un cierto sentimiento de frustración existecial, que te zarandea, que te sume en un cierto sentimiento de melancolía, tristeza y depresión. ¿dónde están la imagen ideal con la que soñaba?. ¿Era demasiado irreal o utópica?. ¿Es un guiño de mi autoestima?.

Quizá esta sea la crisis de los 40.

lunes, 26 de julio de 2010

la palabra hecha diálogo


Las palabras nos salen para materializar nuestro pensamiento. Las palabras curan, las palabras ofenden, las palabras revelan. Pero sobre todo, las palabras nos conectan con los demás. Mi mundo mental se conecta con el mundo mental del otro a través del lenguaje. Pero no basta con soltar palabras, la palabra se tiene que hacer diálogo para lograr la conexión. Es un puente entre dos realidades.

lunes, 19 de julio de 2010

el mundo nos cambia


Cuando somos jóvenes o niños soñamos con cambiar el mundo, pero al hacernos adultos vamos descubriendo que es el mundo el que nos cambia a nosotros. Para mi resulta difícil este descubrimiento. Recuerdo que de adolescente releía un texto que me gustaba mucho de Francisco Loidi. Se titulaba "Juan". Contaba la historia de un tal Juan que estaba en una montaña y delante de él tenía un salto al vacío y a continuación otra montaña. Como si estuviera en uno de los lados del cañón de un río, desde la altura. Oía una voz que le decía "salta"... "al otro lado está el riesgo la inseguridad, tus sueños, los grandes proyectos, la aventura, los ideales, la utopía. En el lado donde estás está la seguridad, la comodidad, la estabilidad, la vida cómoda, tu casa, tu coche, tu trabajo, tus bienes". Oía insistentemente "salta"... pero no saltó. Todo con lo que soñaba se quedó en el otro lado.
Cuando pienso en mi vida y la miro desde el presente al pasado, me sorprendo. Cuando era más joven creía y quería hacer grandes cosas, grandes ideales, aportar algo a la humanidad. Ahora veo mi vida normal y cómoda. Creo que no aporto mucho al mundo. No observo en ella ningún esfuerzo individual por el progeso general.

Soñaba con cambiar el mundo pero el mundo me ha cambiado a mi.

lunes, 12 de julio de 2010

lo más importante de las cosas menos importantes


Alguien ha dicho estos días que el fútbol es la cosa más importantes de las cosas menos importantes. Y que razón tiene. Estamos viviendo una gran alegría y un gran entusiasmo colectivo. Es como si estuviéros necesitados de unidad. Necesitamos compartir cosas buenas, es una necesidad colectiva, aunque sean los éxitos de otros , no los nuestros propios. Estamos necesitados de algo grande que nos represente, que nos una, que nos haga sentirnos orgullosos. Los triunfos de este tipo es verdad que son muy pasajeros y muy cortos. Es una felicidad casi instantánea que se evapora en el minuto. Pero, ¿qué hay en esta vida que dure mucho más?. Solo impera el presente y el minuto actual. No existe el antes y tampoco el después.