lunes, 12 de abril de 2010

Continua el relato: "Convertir el sufrimiento en posibilidad"


Fue muy intenso. Nos pasaron cosas extrañas, dolorosas, bonitas, grandes y pequeñas, todo junto, como la vida, esa tarde de viernes 20 de noviembre de 2009. Te despertaste y nos abrazaste y hablaste a todos, uno por uno… tu testamento en palabras casi sin voz ni volumen. Como tantas veces, juntos alrededor de tu cama, celebramos tus tres últimos sacramentos. ¡Qué esfuerzo, qué presencia la tuya, qué ejemplo!. Después de 41 años de vida, de tenerte a mi lado, descubrí que eras una persona excepcional, grande…; es curioso que reveles una gran verdad cuando no queda tiempo. Descubrí que la gente te quería muchísimo… cuántas personas fueron a darte su último adiós… qué palabras y gestos más bonitos recibiste de cada uno de ellos. Yo pensé, qué suerte, morirse así de acompañada con tanto amor… debe ser muy bonito. Es posible que yo muera sola, que no haya nadie a mi lado en mis últimos momentos.
Hacía un día bonito, anticiclónico. No sabría explicarte lo que sentía yendo hacia Alcorcón. Teníamos que decirles a tus hijos que te estabas muriendo. Fue muy difícil… tanto como cuando te diagnosticaron el cáncer y se me partía el alma al verles tan pequeños e indefensos. Sin duda, la vida les ha privado de su madre cuando todavía la necesitan mucho, pero la vida les ha regalado la hermosura e inmensidad de una madre maravillosa como tú. Tu mejor legado a este mundo son ellos y Mario y cómo son. Este dolor les hará más fuertes y aprenderán por caminos más cortos las grandes verdades y misterios de esta vida. El dolor acorta el tiempo de aprendizaje.

2 comentarios:

Lola dijo...

Ayyyy, Almudena! Se me cerró la panza leyendo esta entrada. Me he quedado sin saber que decir. Y con la imagen borrosa, porque no la conocí, de una mujer que por lo que dices, entregó amor hasta su último aliento.
Un beso inmenso desde este sur no tan lejano, amiga!

Juana dijo...

Escribir estas vivencias tan dolorosas ha sido una terapia para mi. Muchas gracias, Lúa.