martes, 10 de noviembre de 2009

Otoño huracanado


Supongo que las personas que han vivido una experiencia parecida a la mía, entenderán ésto que voy a expresar. La enfermedad de un ser querido cambia tu vida. Sobre todo, en los momentos más dolorosos y terribles del avance de la dolencia. De repente, un día se desmorona y se rompe todo. Es como si vivieras la experiencia de un terremoto. De repente te ves envuelta en una horrorosa pesadilla. Se rompe la familia, se rompe los vínculos más sagrados, se rompe los valores que guardan y sustentan tu existencia. Se rompen las cosas en las que crees y esperas....te encuentras sola, sin rumbo, en el caos... sin saber la dirección que tomar; qué hacer, por dónde empezar. Sobre todo, porque el estado de ánimo te mantiene sin ganas y sin energía. Porque la mente te traiciona con su continuo rumor y no te deja poner atención o concentración en nada.


Supongo, que ésto también pasará... la gente dice que de las crisis se sale más fortalecida. Yo, en este momento, opino que, simplemente, te deja una pérdida irreparable con la que tendrás que seguir viviendo.

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